Parece un poco arriesgado hacer semejante afirmación, pero puede que estemos frente a la nueva revolución musical (en condiciones) española. Hace poco tiempo leí que este virtuoso de las 6 cuerdas se consagró en el número 1 de descargas de Jamendo, aunque en principio no le dí demasiada importancia.
Fue ayer mismo cuando Alfonso me recomendó abiertamente a este instrumentista malagueño (afincado en Barcelona) para que realmente escuchase su música porque merecía la pena con creces y de hecho no se equivocaba.
Después de haberme sorprendido con la música de Jorge Salán (ahora de cuando en cuando perdiendo el tiempo con "guarro de oz") de la que todavía guardo su primera maqueta (quien sabe si llegará a ser pieza de coleccionista y lo venda por miles de euros en el Ebay!!), creo que acabo de descubrir a un guitarrista excepcional que nada tiene que envidiarle a los grandes.
Lo cierto es que Carlos Saura (no confundir con el director de cine) no ha conseguido hacerse oir por publicidad de pago (llamase muniesa o similar) si no que está gozando de un merecido reconocimiento gracias a grandes composiciones que se pueden apreciar en su album homónimo (repito, de LIBRE descarga).
Me atreveré a hacer una pequeña crítica de lo que me ha parecido, aunque aún no he tenido tiempo de digerirlo completamente, sí que he quedado fascinado por su simpleza y a la vez enorme contenido.
Comenzamos con "A lomos del dragón blanco", que puede estar basada en la historia interminable (quién sabe), una entrada exquisita que nos recuerda sin duda al gran Joe Satch Satriani o a su pupilo Steve Vai en las formas. Guitarras muy melódicas y un ritmo básico para marcar una serie de escalas muy sugerentes, sin caer en el virtuosismo extremo y cansino de gente como Yngwie (lo siento Alf, pero es que es así!). Le sigue "El niño de las estrellas", un tema que comienza mucho más lento y suave donde nos acompaña un ambiente más "blusero" con algún toque a lo Gary Moore, aunque bastante más técnico. Solos de guitarra que como digo no buscan sorprender al oyente si no simplemente arroparlo y encandilarlo hasta una serie de emociones de tranquilidad y paz que te dejan con un gran sabor de boca.
"El manantial" es una de las canciones que más me ha llamado la atención, porque el título no podria estar más acorde con la música. Es como escuchar las gotas de agua caer acompasadamente sobre un estanque puro y aislado. Sentarse relajadamente a escuchar este disco nos hace caer en un sin fin de sentimientos de tranquilidad y calma.
A continuación pasamos a "La rebelión de las máquinas" donde ya nos movemos un poco más hacia temas directos en el que la influencia de Satriani queda más que patente. Con "Siempre adelante" nos volvemos a relajar en el blues-rock en el que casi parece que te pide que saques a bailar a tu dama y os fundais en un mar de sentimientos románticos...preciosa sin duda!
"El desierto de colores" nos deja mucho más relajados y destaca por unos tintes progresivos que harán las delicias de los más exigentes. Tras este tema llega "Volando alto", una canción más movida y rockera, aunque quizá lo más flojo del disco. Por último cerramos con "La gruta del agua", una canción de despedida con la que nos mece suavemente hasta un mundo de fantasía en el que poder descansar hasta la eternidad...un final feliz.
La producción del disco no es óptima, pero se aprecian los detalles de un guitarrista que apunta alto y que seguramente va a dar que hablar muchísimo durante los próximos años. Si quieres más información puedes contactar con él a través de su myspace.
Fue ayer mismo cuando Alfonso me recomendó abiertamente a este instrumentista malagueño (afincado en Barcelona) para que realmente escuchase su música porque merecía la pena con creces y de hecho no se equivocaba.
Después de haberme sorprendido con la música de Jorge Salán (ahora de cuando en cuando perdiendo el tiempo con "guarro de oz") de la que todavía guardo su primera maqueta (quien sabe si llegará a ser pieza de coleccionista y lo venda por miles de euros en el Ebay!!), creo que acabo de descubrir a un guitarrista excepcional que nada tiene que envidiarle a los grandes.
Lo cierto es que Carlos Saura (no confundir con el director de cine) no ha conseguido hacerse oir por publicidad de pago (llamase muniesa o similar) si no que está gozando de un merecido reconocimiento gracias a grandes composiciones que se pueden apreciar en su album homónimo (repito, de LIBRE descarga).
Me atreveré a hacer una pequeña crítica de lo que me ha parecido, aunque aún no he tenido tiempo de digerirlo completamente, sí que he quedado fascinado por su simpleza y a la vez enorme contenido.
Comenzamos con "A lomos del dragón blanco", que puede estar basada en la historia interminable (quién sabe), una entrada exquisita que nos recuerda sin duda al gran Joe Satch Satriani o a su pupilo Steve Vai en las formas. Guitarras muy melódicas y un ritmo básico para marcar una serie de escalas muy sugerentes, sin caer en el virtuosismo extremo y cansino de gente como Yngwie (lo siento Alf, pero es que es así!). Le sigue "El niño de las estrellas", un tema que comienza mucho más lento y suave donde nos acompaña un ambiente más "blusero" con algún toque a lo Gary Moore, aunque bastante más técnico. Solos de guitarra que como digo no buscan sorprender al oyente si no simplemente arroparlo y encandilarlo hasta una serie de emociones de tranquilidad y paz que te dejan con un gran sabor de boca.
"El manantial" es una de las canciones que más me ha llamado la atención, porque el título no podria estar más acorde con la música. Es como escuchar las gotas de agua caer acompasadamente sobre un estanque puro y aislado. Sentarse relajadamente a escuchar este disco nos hace caer en un sin fin de sentimientos de tranquilidad y calma.
A continuación pasamos a "La rebelión de las máquinas" donde ya nos movemos un poco más hacia temas directos en el que la influencia de Satriani queda más que patente. Con "Siempre adelante" nos volvemos a relajar en el blues-rock en el que casi parece que te pide que saques a bailar a tu dama y os fundais en un mar de sentimientos románticos...preciosa sin duda!
"El desierto de colores" nos deja mucho más relajados y destaca por unos tintes progresivos que harán las delicias de los más exigentes. Tras este tema llega "Volando alto", una canción más movida y rockera, aunque quizá lo más flojo del disco. Por último cerramos con "La gruta del agua", una canción de despedida con la que nos mece suavemente hasta un mundo de fantasía en el que poder descansar hasta la eternidad...un final feliz.
La producción del disco no es óptima, pero se aprecian los detalles de un guitarrista que apunta alto y que seguramente va a dar que hablar muchísimo durante los próximos años. Si quieres más información puedes contactar con él a través de su myspace.