jueves, 29 de noviembre de 2007

Anécdota

Bueno, hace tiempo que no escribo un poco sobre qué es de mí, qué hago y cómo va la vida, así que aprovecharé para contar una anécdota que me acaeció la semana pasada y que tiene un poco de tela:

Iba yo dispuesto a recoger mi título del DEA y a matricularme del doctorado, por lo que tenía que decidir un aparcamiento público cercano al lugar de los hechos, que está en Gran Vía. En primera instancia pensé en el aulario de derecho, pero Naramshin me recomendó probar del del Triunfo, donde nunca hasta ahora había dejado el coche. La experiencia no se me olvidará en la vida.

Una vez llegué el aparcamiento, como siempre recogí la tarjetita y además al tacto pensé "joé, que tarjeta más gruesa", y como iba yo solo la solté en el lugar del cenicero, en un hueco que hay debajo de la radio y los mandos de la calefacción, tal y como hago siempre.

Yo cuando aparqué en Sevilla me quejé de lo inútiles que son los sevillanos por hacer calles de aparcamiento donde solo cabe un coche y no se puede dar la vuelta, pero es que el parking del triunfo esta practicamente igual. Por lo menos este tenía lucecitas verdes y rojas, indicando estacionamientos libres y ocupados, aunque funciona como el ojete. Me metí en una calle creyendo que había sitio libre cuando no era así, por lo que tuve que dar marcha atrás. A mitad de camino salía un coche y decidí no moverme más y aparcarlo ahí. Fue justo cuando empezó mi calvario!

Antes de salir del coche, apago la radio, cojo el movil y mi pregunta es ¿dónde está la tarjeta? Encima del móvil donde la había dejado no está, eso es evidente, entonces se habrá caido (pensé logicamente), pero en el suelo del copiloto no estaba. Levanté la alfombrilla: nada. Miré en el asiento del copilto: nada. Miré entre unos folios que había encima del sillón: nada. En el suelo del pilto: nada. Debajo de la alfombrilla del suelo del piloto: nada.

Para mayor irritación el parking allí es super-mega-hiper estrecho, por lo que apenas podía abrir la puerta para salir muy ajustado, y no podía buscar cómodamente nada. Me metí en el asiento posterior y miré debajo de los asientos: nada. Debajo de las alfombrillas de atrás: nada. Encima del maletero: nada. Miro en la guantera: nada. En mis bolsillos: nada. En el estuche de los Cds'(ya por raro): nada. En los laterales de las puertas: nada. Salgo y abro el motor por si se había colado dentro: nada.

Pues se habrá volado pensé, dado que tenía la ventana del conductor abierta (me parecía absurdo, pero ya todo era posible), por lo que hice el camino inverso andando y ... adivinad: nada!!

Desesperado decidí que lo mejor era hacer mis gestiones y luego volver con más calma a seguir buscando. Ya que estaba miré el precio por "ticket perdido": 18'95 euros...dios que sablazooooo! En fin, hago mis cosas, voy a pagar mi titulillo, me engañan diciendome que no me pueden dar la hoja de pago de la tesis (hay gente que ya la tiene) y me vuelvo para el coche, no sin antes llamar a Naramshin para explicarle el problema, y que si le era posible nos reuniesemos en el aparcamiento en lugar de ir a recogerla, para que me ayudase en la búsqueda maldita.

Seguí en mi empeño y volví a mirar otra vez en todos los sitios. Fui haciendo una limpieza de toda la mierda que había, papeles inútiles, kleenex sucios, migas de pan, caramelos rancios... y la tarjeta no aparecía. Al rato llegó Naramshin y tuvo una buena idea: sacar el coche para mirar mejor y con la luz de los focos. Miró en todos sitios donde yo había mirado, pero nada. Volvimos a mirar en el motor: nada, en la guantera: nada, en los asientos: nada.

Entonces es cuando ella intuye un sitio rarísimo por donde podía estar, que yo también había detectado pero lo descarté porque era complicado y porque además en dicho caso no podría alcanzar la tarjeta; y es que resulta que justo en la zona donde dejé la tarjeta, que es un "jander" de plástico, había una pequeñísima abertura donde podría haberse colado con realmente mala suerte. ¿Y ahora cómo accedemos ahí? Pues con más fuerza que maña, Naramshin destapó una pieza de plástico de debajo y entre el amasijo de engranajes y cosas extrañas, con su pequeñita mano logró alcanzar el premio: LA TARJETA! Mil gracias y una invitación a comer creo que no son suficiente para compensar la satisfacción que me hizo sentir al encontrar la pu**.. dichosa tarjeta. No fueron 20 euros, pero sí fueron 4 (jamás aparcaré ahí si puedo evitarlo).

Total, que no dejeis las tarjetas de aparcamiento en sitios raros, haced como los catetos y llevadla en la boca hasta que aparqueis, que así seguro que no se pierde.

Este ha sido mi consejo de hoy. Un abrazo!

PD: Gracias gracias, gracias y un fuerte besito Naramshin ^^

5 comentarios:

  1. Qué tensión y estrés leyendo tu post. Merece un cortometraje, con musiquilla agobiante de fondo: "Alberteishon in the quest for lost parking card".

    por cierto, ¡Enhorabuena por tu DEA!

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  2. Joé macho, que lectura más agobiante, casi tan bueno como José Luis López Vázquez en La Cabina. A ver si tenemos más cuidado dónde ponemos la p#*@ tarjetita la próxima vez...

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  3. El ojete siempre es buen sitio para ponerla, nunca se te olvidará que la tienes ahí.
    Felicidades, investigadórl púbico!

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  4. Bueno, parece que he conseguido un alto índice de participación con este post, lo cual me alegra muchísimo de verdad :D

    @Fran: Lo cierto es que pretendía que reflejase la tensión sentida en aquél momento. Supongo que así podeis imaginaros lo realmente mal que lo pasé :) De nada por lo del DEA hombre, aunque ahora el tema está en sacar la tesis!

    @Captain: Qué haría yo sí...teoricamente son las mujeres las que nos meten en apuros, esta vez también nos sacan de ellos :P

    @Elena: Vaya película la de la Cabina, espero no tener que volver a escribir sobre algo similar.

    @Andrés: Jó tío, para introducir la tarjeta en semejante orificio lo tengo un poco complicado mientras voy conduciendo. Eso sí, no se pierde fijo! Y gracias por la felicitación, aunque eso de "púbico", no sé yo qué piensas yo que investigo yo...

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